Cristo, con la cruz, camina hacia la izquierda. Una mujer, ante él, abre los brazos. Fondo de arquitectura y con la comitiva que le sigue apenas apuntada. Color un tanto sordo, animado con el rojo de la túnica de Cristo y su manto azul.

Su técnica y su carácter son análogos a las obras finales de Maella, especialmente a los pequeños lienzos del Vía Crucis de la parroquia de Villabalter (León), hoy en el Museo Diocesano de León. Modelos y actitudes son muy semenjantes y pueden atribuirse, tanto éste como su compañero que sigue (inv. 6878), al pintor valenciano. Probablemente se trata de un boceto o estudio preliminar para algún Vía Crucis análogo al del pueblo leonés, que se documenta en 1816-17, es decir, en los últimos años de la vida del artista, en los que, al parecer, trabajó bastante para iglesias, con composiciones devotas un tanto arcaizantes.