Escena tradicional en la iconografía de Baco, dios romano del vino, donde se representa su encuentro con Ariadna en la isla de Naxos. El dios, sobre un carro tirado por leones hace subir a su futura esposa abandonada por Teseo. Les acompaña su cortejo habitual formado por bacantes, sátiros y ménades precedidos por Sileno sobre un asno, enmarcados por la vegetación y con el mar al fondo.
Resalta la influencia de Tiziano, como en otras obras de Poussin, y el interés por el detallismo y conseguir las mejores calidades en elementos secundarios, como la propia naturaleza y los diferentes objetos.
Este cuadro se cita en la colección del rey Felipe V en el Palacio de la Granja de San Ildefonso, lugar del que se trasladó en 1829 al Museo del Prado.
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