Venus abanica a Adonis, que descansa sobre sus rodillas, mientras mira a Cupido abrazar un perro. Esta obra fue concebida como pareja de Céfalo y Procris (Museo de Estrasburgo), y ambas ilustran pasajes de Las Metamorfosis de Ovidio, en este caso el Libro X, dedicados a amores truncados por la muerte repentina y fortuita de uno de los amantes.
La pintura muestra el último instante de felicidad de los amantes antes de la muerte de Adonis por los colmillos de un jabalí. Veronés optó por mostrar la psicología del amor, plasmada en el rostro ensombrecido de Venus, conocedora de la suerte que aguarda a su amado. Realizada tras una posible estancia en Roma, Veronés se inspiró en la escultura helenística de El niño de la oca para la figura de Cupido y en el Endimión de un sepulcro conservado en la Basílica romana de San Juan de Letrán para Adonis.