Vaso refrescador utilizado en origen para mantener las bebidas o la fruta a una temperatura adecuada, aunque posteriormente fue utilizada en la Real Botica de San Lorenzo para conservar en agua los utensilios de farmacia.
La pieza posiblemente pertenece a la vajilla que el duque de Urbino, Guidobaldo II, envió como regalo a Felipe II. La decoración exterior del vaso responde a los modelos fantásticos del Manierismo, tanto en las formas plásticas -faunos sosteniendo la copa- como en los grutescos. La escena del combate naval que se representa en el interior, está inspirada en un dibujo de Taddeo Zuccaro.
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