El santo, en pie, está representado a la manera de la escultura monumental, con gran desarrollo del aparato arquitectónico. La mano derecha está apoyada en el astil de la cruz, mientras en la mano izquierda porta un libro y azucenas. A sus pies, el globo del mundo, y el perro con la antorcha encendida completan sus atributos habituales.
Responde al tipo de pinturas de grandes dimensiones realizados con un lenguaje grandilocuente con el fin de impactar de forma inmediata en la sensibilidad del creyente. El fuerte sentido escultórico, heredado de algunas representaciones flamencas, y la voluntad barroca de confundir realidad y ficción a través de la escenografía son la base de esta representación.
Fue pintado para la Iglesia del Convento del Rosario de Madrid, junto con Santa Rosa de Lima (Museo del Prado, P663), como protagonistas de sus retablos colaterales. El lienzo del retablo central, Santo Domingo recibiendo el rosario, se conserva en la Academia de San Fernando.
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