Imagen de Santa Catalina (siglo IV), virgen romana de origen noble que fue condenada por el emperador Maximino a morir mártir, atada a una rueda con cuchillas. Pero, al tocar la santa el instrumento de tortura, éste fue milagrosamente destruido por lo que, finalmente, murió decapitada.
Yáñez ha representado a la mártir ricamente vestida como símbolo de su noble cuna, pisando la rueda y sosteniendo la espada de su martirio. Sobre el murete del fondo, la corona alude a su estirpe real, el libro recuerda la sabiduría con la que pudo defender su fe y convertir con elocuencia a todos los filósofos y eruditos que el Emperador mandó para que apostatara y, la palma que descansa sobre el volumen, simboliza su martirio.
De procedencia desconocida, esta obra pudo ser la tabla central de un retablo, dadas sus dimensiones alargadas y la composición, que muestra a la santa exclusivamente acompañada por sus atributos. Es una pieza excepcional de la pintura española del Renacimiento, de gran rigor geométrico y técnica delicada y suave.
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