Este lienzo es un buen ejemplar de las múltiples influencias que conforman la pintura de Orrente, desde su formación veneciana, apreciable en la concepción el paisaje, hasta inconfundibles notas procedentes del caravaggismo romano que se aprecian bien en la concepción del Evangelista, tanto por la disposición de la figura como por su iluminación.
Adquirido con fondos del legado Villaescusa en 1992.
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