A lo largo del siglo XVII se pintan grandes series de cuadros para las órdenes religiosas que incluyen figuras exentas de santos y escenas de composición más compleja. Es el caso de este cuadro, que pertenece a una serie de santos realizada hacia 1657 por Valdés Leal para la sacristía del Convento de San Jerónimo de Sevilla. Todos ellos comparten características similares: el santo de pie, visto de abajo a arriba y acompañado de los atributos que le identifican. En esta ocasión son el capelo cardenalicio, la mesa con recado de escribir y el león al que curó la pata cuando estaba retirado haciendo penitencia. La perspectiva y el tamaño dan lugar a una obra muy monumental y solemne. La huella del artista es evidente en toda la obra, de una factura muy libre y muy segura, y se observa sobre todo en el rostro del santo, de gran expresividad.
Pertenece a la serie de santos realizada para la sacristía del Convento de San Jerónimo de Sevilla, dispersada en el siglo XIX.
Está firmado en la base de la columna.
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