Perteneciente a la retratística romántica de formación académica, en la órbita de artistas como Carlos Blanco o José María Méndez, el cuadro presenta una curiosidad que aparece con relativa frecuencia en la retratística masculina decimonónica. En efecto, si se examina el lienzo con cierta atención, se advierte fácilmente la presencia subyacente de un uniforme bajo la indumentaria civil del personaje, especialmente en la zona de los hombros, donde los pigmentos de las charreteras originales han trepado sobre la capa superior de óleo. Estos cambios deben obedecer, en este caso, al cambio de situación profesional del personaje, aunque los repintes de este tipo más frecuentes consisten en aumentar entorchados de graduación o condecoraciones alcanzadas por los modelos con fecha posterior a la ejecución de su retrato.