Blas de Prado, fue un destacado pintor manierista español, nacido probablemente en Camarena (Toledo), que trabajó para la Catedral de Toledo y otras iglesias de su arzobispado, así como para el rey Felipe II y el jerife de Fez. Los elogios que le dedicaron sus contemporáneos, según recogen las fuentes literarias, atestiguan el prestigio del que gozó en su tiempo aunque son muy pocas las obras de su mano que se han conservado. La fuerte influencia italiana que se advierte en ellas, descartado un posible viaje a Italia, se explicaría por sus relaciones con El Escorial y la utilización de estampas de aquella procedencia.