Retrato de un personaje romano, con cabello y barba muy rizados. Tiene múltiples restauraciones: nariz, labio inferior, frente, encima del ojo derecho, la cabeza está pegada al pecho.
Sigue un modelo, no identificado hasta ahora, de la época de Adriano, realizado con gran realismo. Hübner (1862) lo catalogó como antiguo; opinión que compartieron Tormo (1948) y Blanco (1957). En Blanco/Lorente (1969) aparece situado entre los antiguos pero con interrogación. Descartada su antigüedad, puede afirmarse que corresponde a una de las copias de esculturas clásicas que se realizaron durante el Renacimiento, para paliar la gran demanda existente y formar galerías de retratos.