Masip ha representado el segundo martirio de la santa romana (siglo IV), cuando tras haber sido condenada a la hoguera, milagrosamente, las llamas no tocaron su cuerpo y fue finalmente condenada a morir decapitada. A los pies de la mártir podemos ver los leños aún prendidos y humeantes. El cordero que sostiene entre sus brazos simboliza su condición de virgen en el momento de su muerte, que será premiada con la corona y la palma de mártir que dos ángeles bajan del Cielo.
La menos escala de las figuras le permite disponer un amplio escenario renacentista que evoca las obras de Rafael en los cartones de los Hechos de los Apóstoles y de las Estancias Vaticanas. A esto se suma también un mayor dinamismo en las figuras y diversidad en los gestos. Corresponde, por tanto, a un momento posterior al Retablo de Segorbe (1531-1535) en el que el pintor, además de su deuda con Rafael, muestra la influencia de Sebastiano del Piombo.
Pareja de La Visitación (P843), los dos tondos se hacen para la capilla de Santo Tomás de Villanueva del Convento de San Julián de Valencia y se destinan a coronar las calles laterales del retablo, que debió mandar hacer el Venerable Juan Bautista Agnesio (1480-1553), devoto de Santa Inés, enterrado en ella.
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