Luis, el Gran Delfín, hijo de Luis XIV, está representado “a la antigua”, con coraza y manto militar, según los modelos clásicos que se pusieron de moda en la Edad Moderna. El caballo, de caminar sereno, avanza sobre un pedestal que reproduce un prado.
La obra deriva del retrato ecuestre de Luis XIV que François Girardon hizo en 1685. Fundida con gran calidad, destaca la precisión de los detalles de la estatua, especialmente en los motivos ornamentales: manto, sandalias, coraza, con unos magníficos leones alados, y la espada, donde resalta la cabeza de águila de la empuñadura.
Procede de la colección de Felipe V, donde entró como parte del llamado Tesoro del Delfín.