Representación del grupo clásico, Laocoonte con sus hijos, con una figura añadida, un amorcillo, que llora sobre el hombro derecho del padre. Falta la sección superior del óvalo, y la figura de la derecha ha perdido parte del brazo izquierdo y la mano de ese lado. El grupo de mármol, descubierto en Roma en 1506, fue identificado inmediatamente como una de las obras maestras de la escultura clásica que había citado Plinio, por lo que adquirió una gran fama. Además de las copias que se realizaron fieles al original, el tema sirvió como motivo de inspiración a los artistas, en especial a los pintores. Durante el Barroco y el Rococó se introdujo la figura de un niño rechoncho con arco, flechas y carcaj que representa a Cupido, dios del amor, que fue castigado especialmente por Diana y Minerva. Se puede interpretar su presencia como consuelo, ya que él también fue castigado por la misma diosa que Laocoonte, o como poder del amor desarmando al fuerte. En el relieve del Museo del Prado el modelo del padre similar al del grupo escultórico, aunque menos fuerte, los hijos, por el contrario, son mucho más clásicos. El estudio anatómico es bueno y las expresiones también, aunque los brazos, pies y sobre todo los dedos, son muy esquemáticos. La composición de la escena está formada por una serie de diagonales que se cruzan entre sí, produciendo una sensación de movimiento, para expresar el drama del momento. Uno de los hijos se ha representado al revés, en un escorzo imposible. Estas características de estilo nos hablan de una artista, ayudante de taller, siguiendo un programa iconográfico impuesto o tomado de alguna pintura o grabado, que pudo haber trabajado en Roma, en la segunda mitad del siglo XVII.
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