Orrente concibió las representaciones bíblicas como amenas escenas de género pobladas de personajes inmersos en numerosas actividades; rodeados de animales y objetos de la vida cotidiana. Esta en concreto, tomada del Génesis, representa el momento en el que Labán da alcance a la familia de Jacob. El patriarca había llegado hasta allí buscando los ídolos familiares que le había robado su hija Raquel, casada con Jacob, posiblemente para evitar que su padre los adorara. El éxito de estas composiciones se explica bien por el auge de dos géneros que alcanzaron gran difusión en el siglo XVII: el paisaje y el bodegón.