Un joven sentado sobre una piedra y vestido de amarillo, como color símbolo del otoño, ofrece a una dama un racimo de uvas negras. Un niño ansía alcanzar el fruto brindado, reservado a los mayores. Junto a ellos aparece otra mujer en pie con un cesto de uvas, semejante a las alegorías clásicas de la diosa Ceres con frutas en la cabeza. Detrás, se encuentran unos vendimiadores junto a la viña que da paso al valle, coronado con la insinuación de unas montañas al fondo.
La vendimia es aquí, siguiendo una iconografía tradicional en la pintura occidental, alegoría del Otoño. Es una de las más bellas y difundidas composiciones de todas las series de cartones de Goya, en la que la estructura piramidal y los recuerdos de la estatuaria antigua en las figuras definen el estudio de la tradición artística clásica por parte del pintor.
Es cartón para uno de los tapices destinados al Palacio de El Pardo.