Originariamente se trataba de un tríptico, actualmente integrado en un único marco. Las tres tablas representan: El Nacimiento de Cristo, La Adoración de los Magos y La Purificación.
La obra denota una gran influencia de la pintura de Rogier van der Weyden. Es novedosa la idea de situar las escenas de la Epifanía y el Nacimiento bajo la misma arquitectura, pero representada desde puntos de vista distintos. Realizado en Brujas, el tríptico demuestra la deuda contraída con el arte de los hermanos Van Eyck desde que el pintor se instaló en esta ciudad en 1465, patente en el dominio de las líneas verticales en la composición y en su carácter monumental.
El tríptico perteneció a Carlos V, quien lo destinó a la capilla de la Casa Real de Aceca en las cercanías de Toledo.
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