Las escenas de interior de David Teniers tienen en esta pintura un ejemplo singular. Los cacharros de cocina o taberna, tan habituales en otras obras suyas, se completan aquí con una magnífica exposición de diversas frutas y verduras. De esta manera la parte derecha de la composición se convierte en una obra de naturaleza muerta o en un bodegón. A la izquierda un personaje pela mejillones, alimento tradicional en los Países Bajos, mientras otro grupo faena junto a la chimenea.
Se puede apreciar una evolución en la manera de abordar estos interiores por parte del artista, que da mayor protagonismo al color a través de la camisa y gorra de la figura y de las hortalizas. También sustituye la tonalidad oscura habitual en otros ejemplos, por una mayor presencia de la luz y los reflejos en los tonos brillantes.
La obra, de la que existen otras versiones, se fecha gracias al dibujo del fondo.
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