Una vendedora de acerolas, con la cesta en el brazo, se vuelve hacia el espectador ante la presencia de tres embozados. Detrás, un grupo de personas y un perro completan esta cotidiana escena de mercado.
Forma parte del grupo de cartones para los tapices destinados al dormitorio de lo Príncipes del Palacio de El Pardo, por su estrecho formato para entreventana o junto a una puerta.
Goya juega con los tipos femeninos. Junto con la dama El militar y la señora(P781) presenta dos tipos de mujeres, en esta ocasión el de la maja que flirtea con los hombres.
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