Pese al carácter tradicionalista de todos los hermas, diversos detalles permiten fijar el prototipo de esta obra en las primeras décadas del siglo IV a.C. fue entonces cuando se creó el herma original, del que derivan varias copias con pequeñas variantes. Algunas réplicas muestran, sobre la frente adornos triangulares incomprensibles desde la óptica clásica. La única explicación plausible se halla, al parecer, en la identificación del lugar del hallazgo de una de estas obras: se trataba de un santuario construido por comerciantes fenicio-púnicos en el Pireo, y allí aparecieron altares e inscripciones con dedicatorias a Baal y a Sochen, el dios fenicio al que los griegos llamaban Hermes-Sakkon. También apareció la base de un herma del siglo IV a.C., y como autor de la obra al desconocido escultor Eufrón de Paros.
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