El tema está tomado de la literatura clásica. Hércules a causa del asesinato de su amigo Iphitus en un ataque de locura, fue vendido como esclavo a Omphale, reina de Lydia, durante tres años. Ella alivió enseguida el castigo convirtiéndole en su amante aunque, para pasar desapercibido, el héroe, debía vestir ropas y adornos femeninos, además de llevar los instrumentos de hilar. Una de las escenas más frecuentes representa, tal como se ve en este relieve, a Hércules sentado al lado de Omphale que le está acariciando. Sus ropas y atributos aparecen cambiados. Ella lleva la piel de león y sujeta la clava; él se cubre con un manto y porta la rueca o el huso. Cupido, como en este caso, suele estar presente. El motivo, ausente en el arte griego, apareció en tiempos helenísticos. En el Renacimiento y, especialmente durante el Barroco, se utilizó para ilustrar la idea de la dominación de la mujer.
Estilísticamente guarda relación con otro relieve documentado de Antonio Dumandré, se trata de la Alegoría de la Música, de la serie del Palacio Real de Madrid, depositado en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, así como con otro de su hermano Humberto, La fábula de Pigmalión, también en la Academia de San Fernando.