Figura femenina
En este pequeño lienzo, muy oscurecido en la actualidad por su suciedad y el trepado de sus abundantes betunes, apenas puede distinguirse la figura de una mujer de edad, cubierta su cabeza con tocas o un velo, y que se arrodilla en el suelo en actitud de oración. La figura aún más borrosa que se adivina junto a ella pudiera ser quizá la de un niño, también arrodillado.
Aunque hasta ahora haya pasado desapercibido, tanto sus idénticas medidas como su factura estilística y su propia iconografía lo señalan indudablemente como pareja del Sacerdote ante el altar que se conserva en el propio Museo Lázaro (Inv. 3988) y que Cano recoge entre las antiguas atribuciones a Goya, aunque sin ponerlo en relación con este otro lienzo. En efecto, además de complementarse perfectamente las actitudes de ambos personajes, -que, por otra parte, no se explican bien aisladamente-, su ejecución a base de amplias manchas de color que marcan los planos luminosos, recortando sus siluetas en dramático contraluz con la oscuridad del fondo, responden a un lenguaje plástico rigurosamente idéntico, de pretendida evocación goyesca, aunque resuelto con una sumariedad evidente, que simplifica las figuras en trazos esquemáticos esenciales hasta dejarlas reducidas a confusos retazos de luz, que les confieren un aire misterioso y una apariencia casi fantasmagórica. Atribuido el cuadro compañero por Camón al propio Goya, datándolo entre 1820-1823, Cano apunta por el contrario su cercanía al arte de Eugenio Lucas, si bien, en rigor, ambas pinturas no pueden considerarse más que imitaciones del estilo del aragonés, que fueron relativamente frecuentes entre un determinado sector de los pintores románticos madrileños activos entre 1830 y 1850.
CAMPS CAZORLA, Emilio. Inventario del Museo Lázaro Galdiano (1948-1950). DÍEZ, José Luis. La Pintura Española del siglo XIX en el Museo Lázaro Galdiano. Valencia: Fundación Bancaja, 2005. p. 428.
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