Bajo un escenario arquitectónico una Victoria alada corona con laurel a David, quien sujetando la espada con una mano mira directamente a la cabeza decapitada de Goliath, depositada sobre las piezas de una armadura. Tres putti completan el conjunto. Uno de ellos toca un instrumento mientras otro acerca a la Victoria la corona real destinada a David.
El tema representado alude a un pasaje del Antiguo Testamento (Samuel 17, 12-58) que narra como David, joven pastor hebreo y futuro rey de Judá, se enfrentó con el gigante Goliath para salvar a su pueblo.
Este lienzo está considerado como una de las obras maestras de la producción de Poussin. En él, se aprecia con claridad la influencia de Tiziano , tanto en la técnica pictórica general como en los modelos formales de los amorcillos. También aparece una de las características más personales del artista: la mezcla de un asunto mitológico, con la Victoria y los putti, y bíblico, en el tema central del rey David.
Este cuadro ingresó en las Colecciones Reales a través de los herederos del pintor Maratta. En 1746 se cita en los inventarios del Palacio de la Granja de San Ildefonso, de donde pasó al Palacio de Aranjuez.