Una vez que Augusto hubo consolidado su poder unipersonal como "Princeps", se ocupó de asegurar su sucesión a través de una bien meditada política matrimonial y de adopciones. El sucesor solía ser presentado en público ya durante su infancia, participando en ceremonias oficiales y a través conscientemente asimilados a los del emperador. Cayo Julio Cesar (20 a.C- 4 a.C) fue adoptado junto con su hermano ya en el año 16 a.C por el emperador -que no había tenido descendientes masculinos- con vistas a una posible sucesión al trono. El retrato del Museo del Prado fue concebido como versión juvenil del retrato de Augusto tipo Primaporta. En su calidad de príncipe heredero primogénito, se le representa con un peinado muy similar al del emperador. A juzgar por inscripciones honoríficas datadas con bastante precisión, hacia el 13 a.C. se comenzaron a erigir estatuas de Cayo César en numerosos lugares del Imperio Romano después de que, en ese mismo año, el muchacho de siete años hubiera aparecido por primera vez en público, participando en los "Juegos de Troya" en Roma. Teniendo en cuenta el carácter infantil de las facciones, esta fecha resulta la más probable.
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