Gran conocedor de los textos clásicos y sus significados, Rubens representó en varias ocasiones el mito por el que el pastor Paris debía elegir a la más bella de las diosas. Este asunto permitía al autor deleitarse en el ideal de belleza femenino, y también considerar las consecuencias del amor. La elección de Venus, que a cambio de obtener el triunfo había prometido a Paris la mujer que desease, desencadenó la guerra de Troya. Este cuadro fue realizado en Italia y evidencia el interés de Rubens por el estudio de la estatuaria clásica y de los artistas manieristas italianos, en especial por Primaticcio (1504/5-1570), apreciable en el ritmo sinuoso de las figuras. Se desconoce el origen preciso del cuadro, sólo documentado desde 1666, cuando colgaba en el Alcázar de Madrid.