Cartón para el tapiz principal del dormitorio de los Príncipes en el Palacio de El Pardo. La composición, situada en las afueras de Madrid, sirve de nexo de unión entre los temas de los tapices del antedormitorio y los del dormitorio.
La escena constituye un magnífico alarde compositivo, en el que Goya demuestra ser un maestro en el dominio de la perspectiva y de la utilización de la técnica pictórica, de la luz y el color, para crear el espacio y las relaciones de proximidad y lejanía, sin que el espectador sea consciente del rigor y la sequedad de la geometría.
El artista demuestra en esta pintura el conocimiento de los grandes artistas italianos, tanto renacentistas como barrocos.