Esta tabla fue la carta de presentación del pintor para comenzar a trabajar al servicio de Felipe II en el Monasterio del Escorial. Acababa de regresar de Italia y mostraba ya su capacidad para absorber elementos muy diversos con los que conformó su estética escurialense:huellas flamencas en el paisaje y manierismo romano, con recuerdos de Rafael y Miguel Ángel, en las figuras.
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