La pintura narra el bautizo del príncipe don Juan siguiendo la descripción que del acontecimiento se hizo en la Historia de los Reyes Católicos del bachiller Andrés Bernáldez, publicada en 1856. El rigor documental del texto está trasladado al lienzo, de manera que se puede hablar del verismo arqueológico con que Pradilla reconstruye el hecho histórico.
El refinado dibujo está mezclado con la utilización de un colorido rico y brillante. La escena queda matizada por una fuerte luz que deja en penumbra amplias zonas del lienzo, logrando un cierto efectismo visual.
La obra es una de las más tardías pinturas históricas del autor, realizada en una etapa avanzada de su carrera, cuando el gusto por lo anecdótico y ornamental prima sobre la gravedad del evento representado. La monumentalidad de las figuras de sus obras juveniles ha cedido en esta pintura a una mayor riqueza decorativa con presencia de numerosos personajes secundarios.
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