Cartón para tapiz que muestra a un cazador cargando una escopeta, con un perro echado a sus pies y otros cazadores a su espalda. Esta obra es un buen ejemplo del interés de Goya por la Naturaleza, en la que logra integrar perfectamente la figura del hombre entre las sinuosas siluetas de los árboles que alargan su verticalidad adaptándose al formato de la composición.
El tapiz resultante estaba destinado a colgar en el comedor de los príncipes de Asturias, el futuro Carlos IV (1748-1819) y su esposa María Luisa de Parma (1751-1819), en el Monasterio de El Escorial, de ahí su formato alargado. Esta serie fue el primer encargo importante de Goya para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara. El tema general elegido, la caza, estaba en consonancia con el uso que los monarcas hacían de este Sitio Real.