Giordano no esconde en su pintura ninguno de los defectos físicos del monarca: sus ojos caídos y sin vida, su prominente nariz o su señalado prognatismo. Representa la imagen oficial de los últimos años del reinado y se reproduce, con variantes, en todos los retratos del monarca pintados por este artista. A pesar de su técnica abocetada no se trata de un retrato tomado del natural. El artista obtuvo la imagen del rey de una estampa de Richard Collin introduciendo algunas modificaciones, como la supresión del manto de armiño (una invención ajena a la tradición española) o el cambio de corbata. Hasta hace pocos años se atribuía a Claudio Coello.
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