La base triangular, erróneamente interpretada como una altar por Hübner y Ricard, formaba parte de un candelabro de mármol. Estos enseres de mármol, tenían diversas funciones en época romana. Según documentan las fuentes iconográficas y literarias, fueron utilizados como lámparas o antorchas y poseían braseros abiertos, de donde salían libremente las llamas. Paralelamente, los candelabros servían como incensarios, al igual que antes en Grecia o Etruria, donde eran fabricados de forma similar en metal. En la actualidad no es posible averiguar la función exacta que tenía el fragmento del candelabro del Prado, ya que faltan partes significativas. Los candelabros romanos eran decorados con relieves, por lo general con una única figura a cada lado. En esta base aparecen tres figuras de la mitología grecorromana: Apolo, guía de las musas y dios de la música, tocando la cítara; una sátiro con sus características orejas puntiagudas y su peinado desordenado, junto a un altar rectangular, sobre el que arde un fuego; y finalmente se representa a Heracles, al que se identifica por la maza en el brazo izquierdo y el delgado cordón en la cabellera de rizos cortos. Los pies exentos de mármol, que en esta obra no se conservan, hacen plausible una datación a comienzos de la época augustea, dado que durante el gobierno de Augusto este tipo de pie que se remonta a modelos en bronce fue sustituido por formas más adecuadas al mármol.