Aline Masson, fue la modelo preferida de Madrazo y representó el ideal estético femenino del París burgués de finales del siglo XIX.
La mantilla blanca sobre un mantón de Manila rojo y las flores de la cabeza, relacionan esta obra con el gusto francés decimonónico por lo español, detalle que Madrazo subrayó en muchas de sus obras.
Este cuadro ingresó en el Museo del Prado como parte del legado de Ramón de Errazu, aceptado por Real Orden de 13 de diciembre de 1904.
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