La escultura de la Virgen de las Batallas responde al modelo iconográfico de Virgen como sedes sapientiae, es decir, "trono o sede de sabiduría". Se la representa sentada en un trono, en posición mayestática, sosteniendo al Niño, que es la figura central y principal que encierra en si la Sabiduría Sagrada y por ello muestra una actitud de bendecir, lleva el Libro de las Revelaciones y en su corona aparece el símbolo de la Cruz. Según cuenta la leyenda, Fernán González la llevaba en el arnés del caballo al campo de batalla para asegurarse la protección, de ahí que fuera conocida como Virgen de las Batallas. Fue realizada en los talleres de Limoges, hacia 1225-1235. Elaborada con placas de bronce dorado, adornadas con esmaltes y aplicaciones de piedras semipreciosas.
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