Copia romana de un original helenístico de hacia 150 a.C., que se supone la mejor versión del tipo llamado Venus marina. La sencillez del manto y el detallado análisis de la anatomía, no por ello menos idealizada, saben conjugar, como es habitual en esa época, el realismo de la vuelta a la estética clásica. Según ejemplos más completos conservados en Ostia, muestran el brazo derecho apoyado sobre una jarra inclinada que figuraba como fuente. En su lugar, en el siglo XVII, fue incluido un pomo de perfume que motivó el nombre más conocido de la obra, Venus del pomo. La cabeza es una torpe restauración de finales del siglo XIX a cargo Valeriano Salvatierra.