Vaciado en bronce, basado en un modelo tardo-helenístico conservado en la colección Borghese de Roma, encargado por Velázquez y fundido en 1652 para Felipe IV.
Al igual que el Hermafrodita (E223) y El niño de la espina (E163), este vaciado de bronce fue encargado por Velázquez en Roma durante su segundo viaje a Italia (1648-1651). Junto con muchos otros vaciados más estaban destinados a embellecer las salas del Alcázar de Madrid que en estos años fueron decoradas por el pintor del Rey con cuadros, esculturas y otros objetos de valor.