Talla de madera dorada, policromada y estofada representando a San Pedro, que fue probablemente la imagen central de un retablo con esta advocación. Representa al santo en posición sedente, como padre de la Iglesia, investido de la autoridad papal, tocado con la tiara pontificia, arropado por la capa pluvial sujeta por broche renacentista y en actitud de bendición. La imagen del primer Papa reposa en un sitial renacentista con dos balaustres laterales sobre los que hay dos ángeles que presentan el escudo del santo formado por dos llaves cruzadas. La llave aparece como atributo de San Pedro por primera vez en un mosaico del siglo V y desde entonces será el más importante y repetido símbolo del Pescador de Cafarnaum que fue discípulo predilecto de Jesús. A quien éste diría: "tibi dabo claves regni coelorum". A veces la figura de la llave es única, pero generalmente, son dos las representadas, como en este caso, una de oro y otra de plata como llaves del cielo y de la tierra que simbolizan el poder de atar y desatar, de absolver y de excomulgar; en definitiva, el poder del santo como cabeza visible de la Iglesia de cuya autoridad deriva la del resto de los papas. Símbolos de esta misma dignidad son también la triple corona con la que aparece tocado, la tiara papal y el atributo perdido que llevaba en la mano izquierda que probablemente sería la cruz de triple brazo.