San Miguel, armado con espada en la mano derecha, escudo en la izquierda y vestido con manto rojo, arremete contra el dragón, símbolo del Pecado. En la parte alta de la composición se representan tres coros angélicos, mientras detrás del santo se desarrolla la lucha de los ángeles buenos con los rebeldes, algunos de los cuales representados ya como horribles monstruos, símbolo del Mal.
El anónimo pintor aparece reflejado en el escudo de San Miguel en lo que parece ser uno de los primeros autorretratos conocidos de la pintura española.
Es obra de un pintor conocedor de los modelos flamencos pero desprovista de la dureza y precisión de los artistas castellanos. La relación del autor con artistas andaluces se observa en la cierta tendencia a lo suntuoso y decorativo en la profusión de ángeles y demonios, que entronca además con las características del último Gótico.
El cuadro fue adquirido al Hospital de San Miguel de Zafra. En ocasiones ha sido considerado sin fundamento obra de Juan Sánchez de Castro o uno de sus seguidores.
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