Constituye una de las pinturas más complejas de Giordano, tanto desde el punto de vista compositivo, como por su significado y cronología. En su mitad derecha representó una compleja alegoría de la guerra, representada por Marte, que es rechazado por Venus, su amante, que simboliza la paz y protege todo aquello que la guerra destruye. Rubens (1577-1640) asiste a la escena rodeado de personajes simbólicos. En el plano inferior aparecen sobre el suelo los objetos que destruye la guerra: el poder político (el cetro y el orbe); el comercio o el conocimiento científico (el astrolabio y la esfera armilar); la literatura o los tratados de paz (un manuscrito enrollado); las artes (la máscara, la estatua, el laúd con las cuerdas rotas, la partitura, el compás y la escuadra) y finalmente, la fama (corona de laurel). Detrás, violentos cañonazos anuncian el inicio de la contienda, que sólo espera para iniciar su destrucción que el Furor se libre de sus cadenas.
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