De más de medio cuerpo, con traje negro acuchillado, capa sobre el hombro y cuello de encaje, el retratado se nos presenta de manera orgullosa, luciendo ostensiblemente la espada, atributo de personaje noble, ha sido considerado tradicionalmente como el retrato del grabador Paul du Pont, conocido como Paulus Pontius, en función de su parecido físico, pero la presencia de la espada arroja sombras de dudas sobre tal identificación.
La obra pertenece a la segunda etapa del pintor en su ciudad natal. La situación frontal del personaje y el bizarro escorzo de la mano izquierda marcan una imagen de gran rotundidad. La expresividad de los gestos pertenece a la retórica cortesana que caracteriza muchos retratos de este artista, repitiéndose habitualmente las soluciones del brazo en la cintura y la posición de la mano izquierda.
El retrato apareció en 1745 en la colección del duque del Arco.