Vaso litúrgico en forma de paloma concebido para guardar en su interior las hostias consagradas destinadas a la comunión. Este tipo de objetos [...], fueron frecuentes en las iglesias durante la Edad Media y tenían una ubicación singular y privilegiada dentro de los templos, ya que solían colocarse sobre el altar suspendidos de unas cadenillas de forma que evocaran la presencia del Espíritu Santo en la Eucaristía. [...] Se tiene constancia de la elaboración de este tipo de objetos desde fines del siglo XII y su empleo, también documentado, se extendió al menos hasta el siglo XV, momento en que empezaron a considerarse los copones como receptáculos más prácticos y adecuados para guardar las Sagradas Formas. La pérdida de su uso original hizo que algunos fueran convertidos en relicarios, mientras que otros, generlamente los más ricos, terminaron fundiéndose para reutilizar sus preciados materiales.