Rematada la composición en medio punto, quizá para formar pareja con el Nacimiento de Cristo que guarda así mismo el Museo (Inv. 6857), estableciendo así un paralelismo con la venida al mundo de su precursor, su formato, algo mayor que aquél, parece ponerlo más bien en contacto con el boceto de Los Santos Juanes (Nº Inv. 7526), lo que quizá pudiera indicar la ejecución de ambas pinturas preparatorias para la decoración de una misma iglesia valenciana dedicada al Bautista. [...] De todos los bocetos de Castelló conservados en el Museo Lázaro, éste es probablemente, uno de los que plantea mayores retos compositivos al pintor, al incluir un gran número de figuras en movimiento en un interior en penumbra con distintos puntos de atención para el espectador; aspectos que el artista valenciano resuelve bien con su especial agudeza en el manejo de los efectos luminosos, que modelan los pliegues ondulados de los paños y marcan los distintos planos con sombras y contraluces para situar a los distintos personajes en el espacio, mostrando además una notable claridad en la disposición de las distintas escenas.