Alberga una importante colección de escultura religiosa española de los siglos XIII al XVIII, ubicada en edificios históricos. Los retablos, sillerías, monumentos funerarios, pasos procesionales, etc, marcan la evolución de la imaginería española a lo largo de los estilos gótico, renacentista, manierista, barroco y rococó, reflejando a través de sus cambios formales todo un mundo de creencias también en constante transformación.