Francisco Pradilla vivió en Roma casi diez años -los mejores de su vida, según sus propias palabras-, primero como pensionado y después como director de la Academia Española en Roma. Allí pintó esta delicada obra, notable ejemplo de su dominio de la acuarela, que representa a Marino Faliero, LV Dux de Venecia, decapitado en 1355 por conspirar contra las instituciones venecianas.
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