María, envuelta en una túnica roja y con la cabeza cubierta con toca blanca, bajo el manto azul, está representada en esta obra con un intenso sentido devocional.
El nimbo luminoso, que alude al carácter sagrado de la imagen, es utilizado por El Greco para resaltar el volumen de la figura. De la misma manera es característico la utilización del mismo tipo femenino que el pintor repetiría en numerosas ocasiones: adolescente de rostro melancólico, con fina barbilla y grandes ojos negros.
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