Este tema mariano en donde la Virgen sostiene al Niño mientras éste introduce la mano derecha en el seno de la madre es, sin duda, una de las imágenes más emblemáticas y reconocibles de las creaciones de Luis de Morales; uno de los pintores españoles más originales del Renacimiento español. Se trata de una variante muy personal de la advocación de la Virgen de la leche, una recatada e intimista versión contrarreformista de las representaciones más extendidas, de raigambre medieval, en las que María aparece alimentando al Niño y, por tanto, muestra la desnudez de uno de sus pechos. Además, enlazando con sus cuadros devocionales de pequeño formato, pensados para una clientela privada adscrita a la religiosidad intimista del momento, centrada especialmente en temas redentoristas, el pintor supo crear una iconografía cargada de intensa emotividad, y no sólo por el manejo de una composición esencial y efectiva medias figuras fuertemente iluminadas y recortadas sobre un fondo muy oscuro, sino por el sentido ambiguo de las expresiones de los dos protagonistas de la escena. La melancólica ternura de las miradas, especialmente en la adolescente María, era el gesto de triste reconocimiento ante el sufrimiento futuro del pequeño, un gesto que el espectador de la época reconocía, y ponía en relación con otra de las extendidas iconografías de Luis de Morales: la de la Dolorosa sosteniendo con gesto crispado el cuerpo muerto de Cristo. Los dos ejemplares más representativos de la Virgen de la leche son las que posee el Museo del Prado (P02656) y el Museo de Arte Antiga de Lisboa, prácticamente idénticos.
La obra que ahora se presenta es una versión inédita de pequeñas dimensiones que, al reducir el formato, acerca la Virgen y el Niño al espectador. Al tiempo, se subraya la intensa relación de madre e hijo, al llevar la mano derecha de María sobre la cabeza de Jesús. El Museo del Prado cuenta con dos ejemplares de mayor tamaño (P00944 y P00946) y pequeñas variaciones; variaciones tanto cromáticas como técnicas que, en cualquier caso, permiten un mejor conocimiento de la producción pictórica del artista y su taller. Una cuarta versión, aún más pequeña, es la de la National Gallery de Londres (26 x 19 cm), donde la mano izquierda de María ocupa toda la espalda del Niño y la sabanilla que cubre parcialmente a éste tiene menor desarrollo.
Sobre el grupo referido, esta tabla de roble de fino grosor destaca sobre todo por la gran calidad pictórica y el estado de conservación con que nos ha llegado. El tratamiento de los detalles es de una gran delicadeza: el cabello de María, el velo que la cubre o las carnaciones de los rostros mantienen la fina resolución original, muy matizada y envolvente, con unos colores fríos y esmaltados en donde contrasta la transparente blancura de la piel. Todo ello sugiere una fecha de producción en torno a 1565, cuando Morales realizó sus trabajos más conseguidos.
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