Martín Rico sucumbió ante la belleza de las vistas de Venecia desde su primera visita a la ciudad. Desde entonces, Rico no dejó de pasar en la ciudad lacustre -salvo en contadas ocasiones- los meses hábiles para pintar al aire libre. Sus primeras obras realizadas en Venecia son fechables en el verano de 1873, entre las que se encuentra esta vista de la riva degli Schiavoni. Según Beruete, Rico pintaba en muchas ocasiones desde una góndola anclada en el canal y en efecto, la impresión que produce esta obra es que está tomada desde una posición muy cercana al agua. Esto lo corrobora también el hecho de que, de estar tomada desde San Giorgio Maggiore, el enfoque se alejaría bastante, por lo que tanta proximidad a la Riva sólo es posible desde una embarcación.Con su técnica de pinceladas cortas y toques rápidos consigue una impresión de frescura y vitalidad inigualables, que induce sin embargo a extasiarse ante la precisión de los detalles.Elige el artista como motivo de esta obra una de las zonas más representativas de Venecia, aunque sin caer en el tópico, al eliminar del campo de visión el campanille de San Marcos y la práctica totalidad del Palacio Ducal, que sólo muestra su extremo a la izquierda, truncado en un enfoque de una modernidad fotográfica. Dentro de esa creatividad, sigue el ejemplo de los vedutisti italianos del siglo XVIII, que le lleva a recrearse en ciertos detalles y por el contrario, a modificar o incluso a eliminar algunos elementos arquitectónicos, con plena libertad expresiva.La presente obra fue presentada en la Exposición Universal de París de 1878, junto a otras vistas venecianas, que por su calidad y por la labor organizativa de la sección española en la Exposición sirvieron a Rico para conseguir una tercera medalla y la cruz de la Legión de Honor francesa.