Atribuida a Eugenio Lucas desde antigua en la etiqueta manuscrita que su marco conserva al dorso, esta pequeña tabla es un caso más de la problemática que se plantea con frecuencia a la hora de discernir la autoría de obras de este artista, cuya íntima amistad con Genaro Pérez Villaamil y la influencia mutua que experimentaron ambos artistas en sus estilos respectivos [...]. El esquematismo con que están apuntados los detalles decorativos de la arquitectura, especialmente las cresterías y las esculturas de los pilares, apenas insinuados con trazos muy rápidos y nerviosos del pincel, pertenece a la grafía más personal de Lucas, que resuelve los distintos elementos decorativos con toques muy menudos, de gran jugosidad plástica, guardando una estrecha semejanza con otras obras seguras de este artista, como la pequeña tablita firmada en 1855 que se conserva en el Museo de Dallas. [...] Con todo, es obra realizada por Lucas como mero ejercicio de invención y seguramente en muy breve tiempo, demostrando una vez más su incesante capacidad creativa, extraordinariamente fecunda e instantánea, y su visión escenográfica de las arquitecturas, insinuando los distintos volúmenes y espacios con su especial habilidad en la distribución de las luces, de bruscos contrastes.