Este retrato y su pareja (P07604) responden al deseo de la familia Real española de poseer efigies adecuadas a su función de representantes del Estado, con un carácter solemne y oficial pero al mismo tiempo próximo y directo. El rostro del soberano está llevado a cabo con cierto grado de idealización; no obstante posee un carácter concreto y vivo. Felipe V (1683-1746) viste coraza sobre prenda de mangas ampulosas y lleva cuello y corbata blancos; su pecho está cruzado por la banda del Saint-Esprit y luce el collar de la Orden del Toisón de Oro.Con objeto de resaltar los pliegues de las telas y los brillos de éstas y de la armadura, Meléndez aplica pinceladas de trazos largos y zigzagueantes, siguiendo las pautas técnicas de la escuela madrileña barroca.