Tras subir al trono en el año 14 d.C. Tiberio mando que se le hiciese un nuevo retrato, con una fisonomía más individualizada que su retrato anterior y el de su antecesor Augusto. Debido a que Tiberio, a diferencia de Augusto (su antecesor), descendía de una antigua estirpe aristocrática de tiempos republicanos -los Claudios-, no es de extrañar que para sus retratos se sirviera de la concepción mas realista y evocadora de los retratos tardorrepublicanos. Además, precisamente durante sus primeros años en el poder, hizo esfuerzos por respetar las apariencias en cuanto a las formas republicanas de gobierno. No obstante, no rompió totalmente con la tradición de la imagen augustea del soberano, puesto que, al igual que Augusto, Tiberio -que tenía 55 años cuando asumió el poder- fue representado hasta su muerte con un aspecto más bien juvenil, confiriéndosele el aura intemporal que es propia de la naturaleza sobrehumana del Emperador.El retrato fue realizado a comienzos de los años veinte del siglo I d.C., con ocasión del consulado común de Tiberio con su hijo Druso en el año 21 y la procramación, al año siguiene, de éste último como futuro sucesor al trono.