La estatua, que presenta numerosos añadidos ejecutados cuidadosamente, es identificada en los inventarios españoles como "joven orador de la escuela de Platón", a causa del rollo añadido que sostiene la manos izquierda, quizá como evocación al fresco de las estancias de Rafael en el Vaticano. Una segunda interpretación deriva de un grabado en cobre de G.B. de Cavalieri, publicado en 1594, que reproduce una estatua similar de la Colección Farnese en Roma. Por lo visto, representa a Hermes con Dioniso niño, sostenido por el brazo izquierdo de la estatua, que reposa sobre el herma. Dado que los dos brazos de la estatua de Madrid han sido añadidos de otra forma, en la actualidad no se sabe si el artista renacentista representa esta escultura -como se ha supuesto con frecuencia- u otra, hoy perdida. La estatua tiene un gran parecido estilístico y de composición con el tipo de la estatua del llamado Narciso de Policleto del que el Prado conserva una réplica. Sin embargo, el Joven Orador está caracterizado con más edad, con el cuerpo más ancho y vello púbico incipiente; por lo demás, se apoya, como aquel, en un pilar lateral. Su brazo derecho, completado, no descansaba sobre el glúteo derecho, como en el Narciso, ya que en este caso no se detectan huellas.La combinación de un cuerpo de Policleto con una cabeza de finales del siglo IV, hace plausible también el origen ecléctico de la combinación de herma y cuerpo. En consecuencia, la tesis largamente discutida, de que el Joven Orador -en comparación con el Hermes de Olimpia de Praxíteles representaría una versión más simple y, por tanto, más temprana del mismo tema creada por Cefisódoto, el maestro de Praxíteles, no puede sustentarse. El modelo para la estatua del Prado fue creado a comienzos del siglo I a.C. Tanto en la parte forntal como posterior, la estatua fue trabajada muy cuidadosamente, lo que, por ejemplo, se constata en detalles como el ombligo. Según se deduce del trabajo del mármol, preciso, pero no duro, fue creada en época julio-claudia.El representado no es un orador y probablemente tampoco Hermes o Jasón, sino un efebo que ha dejado su manto sobre una Herma, gesto que era habitual en los gimnasios.